miércoles, 24 de junio de 2009

Antonio Chaín a los 86 años

Antonio Chaín Hassam
veterano voluntario de la Cruz Roja
Festejan hoy el Día del Paramédico; algunos veteranos recuerdan sus inicios; los más jóvenes esperan servir muchos años
Zaida Salas López /El Mundo de Córdoba
México 24 de junio, 2009

En sus inicios impulsó eventos sociales para la obtención de fondos para la Cruz Roja.
El Mundo de Córdoba
Las historias de los paramédicos de la Cruz Roja de Córdoba en la década de los 50, en comparación con las de los paramédicos del 2009, se ven diferenciadas por la modernización, número de personas en el equipo, ubicación y tamaño del edificio de la Benemérita institución que existe hoy, en el uniforme que utilizan y hasta en el título de paramédico, pues antes se llamaban “ambulantes”.
Sin embargo, tienen algo en común: el espíritu de ayuda que identifica a sus protagonistas. Al celebrarse hoy el Día del Paramédico, hay algunos veteranos, como el caso de Antonio Chaín Hasam, que formó parte del equipo de la Cruz Roja de Córdoba, cuando esta se encontraba en la avenida 3 y calle 4 y contaba con 26 años de edad. Recuerda que la “curiosidad” lo llevó a integrarse y a compartir experiencias únicas que a más de 50 años transcurridos todavía las atesora en su corazón y mente. “Fui adicto a prestar servicio, y me dije: haré algo por la humanidad”, recordó.
Accidentes trágicos en carretera, en viviendas cordobesas, en parques de la ciudad, y en cualquier punto de las colonias, pasan en su mente como una película. Durante 12 años brindó servicio y a los 10 años su desempeño fue reconocido con una medalla que aún conserva con mucho orgullo. “Siempre hubo eventos importantes que te marcan. Una vez un accidente con acarreados que venían a un mitin político, sobre la carretera de Huatusco, se volcaron, recogimos muertos y heridos y los trasladamos al Hospital Yanga. Ahí aprendí a inyectar”, expresó.
A la fecha don Antonio conserva fotografías de sus inicios en la coorporación, una de las revistas en las que participó, el brazalete que utilizó un tiempo como parte del uniforme que lo identificaba, y la medalla de reconocimiento que le fue entregada.
La nueva generación María de los Ángeles Ignacio Luna, con 22 años de edad y 5 dedicados a salvar vidas, reconoce que integrar al equipo de auxilio de la Cruz Roja la ha hecho crecer intelectual y espiritualmente, así como tener satisfacciones cuando las personas le agradecen su intervención.
“Estar aquí me ha enseñado mucho, como siempre nos dijeron en el curso: somos las manos y ojos del médico en el lugar del accidente”, dijo. Recuerda que la muerte de sus dos hermanos la motivaron a aprender primeros auxilios. Uno de ellos muerto por broncoaspiración y el otro de un paro cardiaco. Estudiante del sexto semestre de Derecho, espera continuar durante muchos años en la Cruz Roja. Es radioperadora y a la vez cubre dos días de guardia voluntaria, al igual que sus compañeros, la mayoría son hombres, sube a la ambulancia con sirena a su máximo nivel en busca de la persona que requiere el auxilio.
Ambos celebran hoy el Día del Paramédico y coinciden en que la más grande recompensa es la satisfacción propia.

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